jueves, 4 de marzo de 2010

Ni...

Bien, después de andar silenciosa por la vida, recobré un poco de sentido común al escuchar mi música preferida, y entonces me vino a la cabeza una sola imagen: sus ojos color ámbar, el brillo y la ternura, todo para mí.

Por mucho tiempo me consideré un ser totalmente ordinario, de esos incapaces de vivir un gran amor, llena de melancolías y nostalgias, repleta de amores imposibles.

Siempre bajo la condición de normalidad que veía en los otros, trataba de asegurarme un medio por el cual eternirzar mi corazón en un lugar más agradable que la titilante pantalla del ordenador. Y cada vez que lo intentaba me llevaba sorpresas amargas y derramaba lágrimas amargas hablando acerca de la maldad del mundo y la poca suerte que me había tocado.

Aún en este momento, piso ciertas baldosas que están algo flojas y me siento inestable en muchos aspectos de mi vida, sin embargo, algo dentro de mí ha cambiado, y la forma en que afronto los desplantes de la sociedad también.
Cada vez que pienso en él me siento inmensa.
Me pregunto si ahora las cosas son iguales y las veo de otra manera, o si es que algo en verdad ha cambiado allí en el escenario de la vida.

Mis amigos no están, muchos han acampado bajo tantas estrellas, y el brillo ha opacado sus sonrisas.

Y en esta época en que la tierra no deja de moverse, me aferro a lo que más amo y disfruto cada segundo, como si mañana no abriera los ojos otra vez para que me ilumine esa mirada.

Bien, tengo un terrible dolor de muelas que dificulta el ejercicio de reflexionar!...